"ahí frente a nosotros un árbol muerto, pero más muertos estamos tu y yo por dentro:
¿Qué ves en mis ojos?-Buscando ego.
No vi nada.
Quizá otro muerto como el árbol, como yo.
No somos tan distintos, ambos practicamos la desaparición de Houdini, sin vernos nos amamos a nosotros mismos.
A nadie más sabemos amar,aunque pasemos mil años juntos, jamás nos vamos a amar."
¿Qué es un árbol muerto?
un tronco que no ve ni siente, ni tiene hojas que hablen por él éntico, se queda mudo, sin verso ni gloria, ni lágrimas, ni hambre, es un alma penando en las azoteas, un tono del horizonte ignorado por los que no estamos ahí.
Es una lágrima segura a los tristes que vagan cuando el ocaso se muere.
Justo en el momento en que sabemos que no somos nadie.
Ni sentimos nada adentro del pecho.
¿Qué tengo yo?
Mis letras, mi amadas letras y mil y un farsantes que me odian y me admiran.
Y dos mil que se preguntan quién soy, y trece mil a quienes caigo mal, y millones que no saben que existo y que por eso me simpatizan.
Me tengo a mi, a mi soledad, a mis fantasmas y a mis miedos.
Tengo letras, voz y miles de yos dentro de mí.
Un pecho vacío que sangra y al mismo tiempo es un hoyo negro.
Que se libera de los espacios de soledad y tiempo, que mide con vara y descarta verdades obvias como la blancura del blanco o la podredumbre de lo cetrino.
Demasiado egoista, pasivo y apático.
¿Qué tienes tú?
Unos labios, unos ojos sin nada-o con nada-,un pasado al que temes y una historia que me es indiferente.
Un cuerpo de pecado que impúdico se muestra de pronto como un rato de olvido.
¿Que es el olvido?
Según Borges, el olvido es la peor venganza y el único perdón.
Porque tenemos un deseo frívolo y pequeño, no arde pasión, no soy pasional ni cálido.
Solo un caradura que ve con ojos de espejo, en mis ojos se ven todos reflejados. Mis ojos son trampa.
Y tú estas espléndida y hermosa temiendo, arrepintiéndote y disfruntando cada noche en mil regazos, disfrutando tú misma tu pálida piel y tu cuerpo curvo y fino.
Y ambos jugamos a hacernos los listos porque la vida lo quizo así.
Cercanos, pero lejanos, acompañándonos en nuestra soledad, a unos pasos, distantes a millones de años.
No sé donde dejaste tu corazón.
El mío se encuentra perdido, prestado con algún estafador empeñado.
Y ahí fingímos los dos que todo esta bien.
Esta bien siempre y cuando no nos preguntemos:
¿Cómo estas?
diegrocker@att.net.mx
2 comentarios:
me encanta ese poema de Borges, es de mis favoritos, y me gusta en particular porque ya era quién es; es decir, tenía la edad, la experiencia y las palabras para decirlo. En pocas palabras: está cabrón, pues.
arte poética:
Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua.
Sentir que la vigilia es otro sueño
que sueña no soñar y que la muerte
que teme nuestra carne es esa muerte
de cada noche, que se llama sueño.
Ver en el día o en el año un símbolo
de los días del hombre y de sus años,
convertir el ultraje de los años
en una música, un rumor y un símbolo,
ver en la muerte el sueño, en el ocaso
un triste oro, tal es la poesía
que es inmortal y pobre. La poesía
vuelve como la aurora y el ocaso.
A veces en las tardes una cara
nos mira desde el fondo de un espejo;
el arte debe ser como ese espejo
que nos revela nuestra propia cara.
Cuentan que Ulises, harto de prodigios,
lloró de amor al divisar su Itaca
verde y humilde. El arte es esa Itaca
de verde eternidad, no de prodigios.
También es como el río interminable
que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
y es otro, como el río interminable.
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