miércoles, 8 de julio de 2009

La creación de una novela.

¿Cual es la magia de escribir un libro?
¿Por que muchos dicen que no habrán vivido sin jamás haber escrito un libro?
Para muchos resulta intrascendente, aburrido, inútil, inservible, irrelevante o simplemente les causa indiferencia el escribir un libro, sin embargo, a pesar de todo lo que nos muestra el mundo actual existen románticos aún que seguimos creyendo en las letras, en la escritura, en la lectura y en que, para los escritores es un deber crear lectores.
La escritura es un medio de expresión útil y liberador, es un suceso recordable ausente del olvido si se practica, es una terapia, una necesidad para algunos, una gran experiencia para otros.
En esta ocasión les hablaré de mis primeras novelas, de mi primer escrito en el mundo, de mi escrito más "casquivano", y de todo aquello que las obras largas terminadas me han regalado a lo largo de ya -afortunadamente- muchos años amando las letras.
Como lo había mencionado tiempo antes en otro relato en este mismo medio, mi primer escrito fue una obra de teatro. A mi parecer es una obra mala, lenta, con demasiada información, muy engreída y científica, sin embargo jamás -sabiendo lo que esto signifique- escribiré en mi vida algo tan mío, tan natural, sincero y simple.
de esa obra recuerdo una frase demasiado inglesa (y mala) que se encuentra casi al final de la historia:
"...y entonces los que nacemos sabiendo cosas, las olvidamos cuando morimos, porque lo que somos en vida, no es nada en la muerte..."
Quizá lo que rescato de ese entonces es que me atreví a opinar sobre temas universales como la muerte y la justicia con -dicho con toda modestia- una idea inocente de lo que es la vida, con una idea del humano nacionalista y un orgullo por las patrias casi romántico.
Después crecí un poco más, comencé a escribir una novela (jamás finalizada) de ciencia ficción llamada "Soledad" -si, desde el inicio mis pésimos títulos- desarrollada en un futuro no muy lejano en el que la noche se apoderaba de una ciudad y en esta un niño de la que era mi edad entonces, desarrollaba una vida solitaria matizada por la aparición de algunos personajes que desaparecían a la brevedad. En ese trabajo se reflejaba mi innegable miedo a la muerte y a la soledad en ese entonces:
"...sombras se acercaban a mí todo el tiempo, no había noche y todo era noche..."
Actualmente considero que la historia no era mala, si mi forma de abordarla, y al final el hilo y el desarrollo de la trama resultó inconsistente por lo que dejé el proyecto tras tres meses.
En este hilo de escritos, unos meses después comencé una novela corta, jamás terminada también, llamada Susana; trataba de una familia de campo, en específico una niña que tras una pelea con su familia deseó su desaparición y como resultado obtiene misteriosamente el cumplimiento de su deseo. Como en "La dimensión desconocida" resulta que la chica tras el goce de descubrirse sola encuentra anomalías en la realidad y descubre que tras caminar horas fuera de su casa resulta imposible salir del prado. Atrapada en la nada, en un mundo paralelo sabe pues, que su vida llegará a su fin tarde o temprano.
"...algo no estaba bien, el mundo estaba, o demasiado grande, y al mismo tiempo lo sentía muy chico..."
Después me evoqué a la poesía, durante mucho tiempo me volví el típico aficionado tras sentirme derrotado, por mis historias malas, me di cuenta que debía hacer algo por mi causa y me refugié en los típicos poemas que quedaron muy ad hoc para mi adolescencia.
Algunos me gustan, otros no, y cuando me siento de ganas escribo alguno aún, pero debo decir que se me ha pasado el encanto por ellos.
Jamás me gustó declamar, además se prestaba mucho a que (por la misma edad) me pidieran constantemente que "les escribiera algo bonito".
Y fue justamente en el asunto del "caradurismo" en el que retomé las historias; la oportunidad se me presentó ante unos ojos verdes y claros, hermosisimos que un buen día se acercaron a mi:
"Oye, hola, ¿que tu escribes?"
Y entonces, atontado por dos ojos, una boca y un cabello castaño con aroma a violetas que me miraron un cuanto de tiempo y me pidieron como proyecto artístico hippie-un guión en el que "aquella musa", sería el amor imposible de algún tipo feo.
Para mi ese fue un proyecto demasiado coyoacanesco, pero lo hice, entonces metí todo mi resentimiento de ser un jovencito nerd, torpe socialmente y poco popular en la creación de aquel desairado amoroso.
Como resultado salió mi guión para "el espejo", lo escribí en tiempo record de cuatro días del cual rescato una frase:
"...y en todo ese mundo estaba yo en él, pero ausente. Y frente al espejo estaba también yo, que no quería estar en mi..."
Mi siguiente trabajo fue una novela larga llamada "En la nada", sin dudarlo puedo decir, que ha sido la que con más cariño y esfuerzo finalicé, la que más disfruté y con la cual descubrí que amaba escribiry que eso de la literatura sería algo que jamás-bueno o malo- podría dejar.
La historia es la primera de dos partes, de un grupo de sicarios de Ciudad Juarez que hacen de las suyas por toda la frontera del país; la historia comienza con la muerte de uno de los suyos y la trama trata de los problemas morales con los que estos se encuentran a lo largo del camino que recorren al descifrar la razón de la muerte de su compañero.
Cuenta con toques de ficción, es una novela basa sin embargo en la realidad de acción y tardé dos años en finalizarla, cuenta con trece capítulos y de ella rescato una frase:
"Imagina esto: en el Dart color azul Acapulco ibamos cinco matones en los asientos, y un muerto en la cajuela que cuando la abrimos apestaba a vicios de muerte..."
A la par de la realización de esta novela, escribí una novela corta también llamada "Lisa la Imposible", ubicada en la ciudad de chicago en finales de la segunda guerra mundial que trata del amor devoto que tiene un chico de catorce años a una casquivana y coqueta Lisa de 18 años con la que vive el romance de su vida.
"Lisa como la seda, lisa como mi lengua sobre su cuerpo, me mira Lisa y poco a poco cae la noche."
Tiempo después escribí la segunda parte de "En la Nada" esta obra lleva el nombre de "El sentir del silencio" y habla de la vida del hijo de uno de los personajes de la primer novela y la búsqueda de una venganza a ciegas.
"...Al día siguiente el periódico diría en su titular: Asesinato con maña en minisuper, cuatro muertos, uno de ellos decapitado..."
Después el escribir novelas se adecuó a mi vida, vino la divertidísima "Hoy no sale el Sol", una novela de un cuarentón jugando a ser adolescente y sus tramas amorosos, Lisa, que fue una Novela corta de una mujer fría que extraña a su madre, Paris no se lleva con el Sol, que habla del viaje en el tiempo y lo imposible de un romance gracias a esta cualidad tecnológica y Vías, mi única novela para niños que habla de un niño que extraña la llegada del tren a su pueblo y su salida camino a las vías en búsqueda de su destino.
Actualmente escribo "Primer" que es una novela romántica de un hipocondríaco con una mujer harta de la vida y "antes de que me digas adiós" que trata de un hombre viejo que tras recibir las noticias de su próxima muerte redescubre el sentido de la vida
a través de las cosas menos imaginadas.
Puedo decirles hoy que escribir es lo más bonito de mi vida, espero que jamás se me acaben las letras y que, a ustedes no se les terminen tampoco las ganas de leerme.
Sigamos en este círculo vicioso por favor.
Diego
icaro-triste@hotmail.com

4 comentarios:

s. s. dijo...

y los cuentos, las pequeñas historias? como la de "R"? para ellas, para "nosotras", ya no tienes tiempo...
qué te hicimos?


(pd. tu amiga Kad, qué buena onda! hasta me mando un mensaje para saber si habíamos vuelto con bien, super!)

REmi dijo...

no me hicieron nada.
Aún me fascinan de hecho.
=) jajaja
que cara tan marica.
cuidate y un abrazo

(rpd: si ella es la onda)

s. s. dijo...

quienes te fascinan?
las pequeñas historias?
o nosotras?!
jajajjaja

saludos.

REmi dijo...

las pequeñas historias
Son más amables
jajajajajajaja