viernes, 20 de agosto de 2010

El caso de Turman Pey V



(Imagen NOTIMEX)



Pálidos, a la mañana siguiente, los tres hombres viajaban a la finca de su jefe, “el Señor Jesucristo” se encontraba protegida por capos desde un kilómetro a la redonda que fueron fácilmente reconocidos por los tres hombres, estos fungían como en estaciones de aviso de situaciones extrañas y viajaban en parejas por la carretera o en las zonas verdes que circuncidaban a la zona. Su pago era extremadamente alto para tan solo estar dando vueltas todo el día por la zona o atendiendo puestos como misceláneas que fungían a modo de máscaras a su trabajo real y coordinándose con una estación central vía radio cada treinta minutos.
Entraron por el ostentoso portón en el que cuatro hombres con Ak-47`s, lentes de aviador y sombreros tipo cowboys les reconocieron rápidamente para dar la orden vía radio del arribo de los sicarios.
El encargado de recibir las pedradas siempre era Richie, usaba en esta ocasión una camisa polo entallada color amarillo canario, unos pantalones cafés a cuadros y zapatos deportivos finos color crema, lo que incomodaba a Sulky y a Diego Armando que iban con ropa cómoda y nada llamativa.

-A veces creo que es demasiado afeminado-Dijo Diego Armando a Sulky cuando Richie bajó del automóvil.

Tras treinta minutos tensos Richie salió de la casa como niño regañado y se desquitó con Sulky y con Richie. Subió al auto, su camisa en la parte de las axilas estaba empapada, en silencio se quedó sentado si mirar a nadie hasta que tras cierto tiempo Diego Armando preguntó:

-¿y?-

El silencio inundó el auto.

Nada-

-¿Nada?-Preguntó Diego Armando nuevamente.

Si, tenemos un día.-

-¿Un día?-

¡Joder!, ¿solo sabes preguntar?-Dijo Richie notablemente enojado.

Después de la rabieta de Richie todos se quedaron callados.
Una mujer se acercó al carro, usaba ropa cómoda y una trenza larga.

¡Muévete puñete!- Le dijo a Diego Armando para entrar al automóvil.

¡Anda!, ¿No escuchaste?, ¡No tenemos tiempo idiota!-Ordenó la mujer a Richie cuando había entrado al automóvil, era obvio que los roles habían cambiado aquí.

K, así era llamada ella, una huérfana criada por la violencia, el desamor y la desolación de un mundo oscuro.
Quizá en su vida habían visto jamás a una persona con tan poco apego a la vida, esta mujer era una asesina especial del señor Jesucristo; ella jamás había tenido miedo de morir. Quizá deseaba morir algún día de hecho.
Colocó sus piernas cuan largas eran y los estiró por encima del asiento de Richie, los recargó en su hombro y estas pasaban casi enfrente de la jeta de Diego Armando que enseguida probó suerte.

-¿Te hago masaje?-Le dijo tocando el tobillo de la mujer, se le notaba claramente excitado por la situación.

¿A ti te gustaría saber lo que se siente ser mujer?- Contestó K mientras colocaba la punta de un cuchillo entre las piernas del hombre.

Sulky miró la escena por el retrovisor y encendió la radio, el auto esta vez era un Gremlin color arena, saco del bolso de su pantalón un casete de Elvis Presley, encendió un cigarrillo e invitó uno a su nueva jefa.
Esta asintió y comenzó a echar humo en la jeta del regordete de Diego Armando mientras Sulky cantaba All Shook up.

¡Como amo a ese mariquete!-Dijo sobre Elvis mientras sacaba las piernas por la ventana, adoraba que los acompañase una mujer.

¿Adónde vamos?- Pregunta Sulky.

Haremos lo que tenían que hacer hace mucho-dice K mientras todos la escuchan atenta.