viernes, 13 de mayo de 2011

Tenía que ser él.








Muchos decían que era un super héroe aburrido con enemigos debiluchos cuya peor preocupación era no perder jamás el rizo. Sin embargo, los reclamos de estos aficionados a las historietas cómicas se terminaron en 1992 cuando DC Comics decidió acabar -parcialmente- con la vida de Supermán enfrentándolo a un fortachón proveniente de las entrañas de la Tierra que no pasaría un exámen de pre primaria llamado Doomsday. Posteriormente el mundo estuvo en caos y al final muchos de los fanboys reclamaron el regreso del más grande de los super héroes cuando al final en otra edición especial vio su regreso triunfante para proteger a los ciudadanos de Estados Unidos.
Si enfrentarse a la belicosidad de nuestro país vecino era terrible, imaginen ahora si llegaban a usar a su arma secreta: el hombre de calzoncillos rojos y goma en el cabello que con tan solo un esfuerzo de rutina podía apaciguar a ejércitos enteros en bien de la "libertad mundial".

Ahora, Superman es un indocumentado viviendo en E.E.U.U. y además es utilizado por el gobierno para resolver los asuntos de nuestro país vecino. Pues eso ya no más.
Así es señores en el ACTION COMICS #900 Superman se cuestiona por primera vez la política estadounidense y renuncia a su calidad de ciudadano y servidor del presidente de los Estados Unidos. Tras una visita a Teherán para apoyar a protestantes contra los ataques de America recibe un llamado de atención de parte de la presidencia Norteamericana.
Entonces, molesto vuela a Washington y se entrevista con Barack Obama es ahí cuando Supermán le dice a la cara al presidente de Norte America que el camino Americano no es suficiente para él y se divorcia de los Norteamericanos después de apoyarlos desde la segunda guerra mundial.

Muchos deberían seguir el ejemplo de este (ahora si) jefe de los super héroes y cuestionarse la razón de por qué cuando un americano mata es héroe y cuando un extranjero lo hace es un terrorista. Por más razones que se den (como la libertad del mundo) que resultan falacias tristes y maniatadas, matar está mal. De mi parte un aplauso a Supermán.

Diego Pérez Morales.

sábado, 7 de mayo de 2011

A capela

El papel de los medios sobre la formación de la opinión pública en general es preocupante. México es un país que sufre desconocimiento de su propio origen desde hace siglos; desde épocas de la revolución el mexicano se ha desmexicanizado y ha tratado de adaptarse al mundo global con un éxito dudable dejando de lado su origen y tratándose de ubicar en el mundo sin éxito tangible.

La democracia de mayorías dejó desprotegidas a minorías en los estados que en suma forman un gran número de mexicanos en pobreza extrema, con falta de servicios básicos y sobre todo desinformados de sus propios derechos.

En gran parte son este gran número de mexicanos los que se informan sobre lo que sucede en el país con medios desinformantes, aquellos a los que su voto (gran arma democrática) se ve como un objetivo jugoso por aquellos partidos políticos con estrategias populachistas e irrespetuosas, aquellas que atentan contra la dignidad y a cambio de una bicoca obtienen un poder casi omnipotente ante aquellos mexicanos que decimos saber el poder de nuestro voto pero no ejercemos la democracia como tal.

Es triste ver las pláticas recurrentes del mexicano promedio sobre la política: que todo va mal, que todos están mal, que el país está jodido y que mejor debemos votar “al menos peor”. La inconformidad con los gobernantes electos tampoco es un secreto a voces, sin embargo las quejas no pasan de eso, por desinformación, por des unificación entre los ciudadanos tan psicotizados y embobados por los medios que lo engañan y lo distraen como si viviéramos en un país de autoridad totalitarista.

¿Cuántas personas en el país votarán por un político porque tiene buenos comerciales?, Vicente Fox, un candidato sin objetivo claro más allá de un supuesto cambio que significó mal adaptar el plan económico del PRI y priorizar las timoratas relaciones exteriores (con nuestro vecinos del norte sobre todo) es muestra de aquello. Comerciales inteligentes sin contenido se ganaron la simpatía de un candidato que no propuso pero si se opuso a lo que estaban hartos los mexicanos: una vida estática sin cambios ni mejoras.

El actual presidente Felipe Calderón, vanagloriado por los medios con una guerra contra el narco en primera instancia y luego contra la delincuencia; guerra de los mexicanos para la imagen exterior del país, realmente la sociedad solo siente la guerra por las carencias, la violencia y la impunidad de la autoridad. La guerra es del presidente, la violencia sigue, el uso de drogas también; ¿Quién no ha visto desde hace años a jóvenes drogándose en las calles?, ¿acaso eso ha cambiado?, no, no lo creo.

Y es que los medios mismos lo catapultaron como el presidente del empleo, y esos mismos medios manipulados ante el fracaso del gran líder del país nos cambiaron el chip con futbol, telenovelas, tristes reality shows en los domingos llenos de luces, de actores, de soñadores, llenos de tanta nada. Ahora su lucha es una guerra sin inicio ni fin, una guerra que la televisión vanagloria y a la vez crítica, pero de críticas no vive la democracia, la democracia vive de la participación.

Si miramos el panorama es más que desalentador: un país sin educación se mantiene así porque le teme al cambio, en eso está de acuerdo con los gobiernos aunque estos cambien de manos, un país sin educación vuelve ricas a las empresas de medios que invirtiendo poco ganan mucho dinero, un país educado por la televisión que desinforma, es un país con un gobierno pleno, que en vez de títere es titiritero.

Diego Christian Pérez Morales

domingo, 1 de mayo de 2011

Mis muchos yo

Anoche soñé con mi amigo Javier, él es quizá la persona que más conoce mis sueños y las cosas incontables que hice y algunas veces no quiero recordar. Javier y yo crecimos juntos, desde niños tuvimos sueños que se encontraron y caminaron a la par. Queríamos ser famosos, nos creíamos talentosos y pensábamos que nuestra amistad sería tan fuerte que nos apoyaríamos hasta que murieramos.
Muchas veces platicábamos por horas sobre todas las cosas del mundo, cualquier tema era buen aliciente para vernos y platicar. Muchos jóvenes se juntan para hacer algo, Javier y yo escribíamos, paseábamos, platicábamos y escuchábamos música como todos lo habrán hecho, éramos dos adolescentes vulgares buscando un lugar en el mundo.
Realmente siempre pensé que estaríamos juntos, cuando las cosas nos comenzaron a separar mostrábamos una actitud que me decía que siempre seríamos amigos.
No sé en qué momento nos separamos, no tengo idea de cuándo nos volvimos desconocidos, de pronto nuestros sueños se estancaron y comimos realidad. Durante mucho tiempo lo extrañé, no verlo, ya que lo visitaba a menudo, extrañaba a mi mejor amigo aunque lo tuviera cerca, dejó de ser mi incondicional y se convirtió primero en un conocido, después en un extraño.
A menudo me acuerdo de él y lo extraño, no somos los mismos, tampoco la amistad sigue ahí tan fuerte. Pero lo que vivimos jamás se perderá, el recuerdo de esos sueños, aunque intangibles y hoy no se quedan mas que como sueños, ahí quedan.
Ahora tengo otros amigos, no sé que tan cierto es que estarán ahí siempre también, pero el humano tiende a confiar. Uno que aprecio mucho, El buen Vale me ha leído y me ha escrito como hacen los amigos en tiempos difíciles, actualmente no vivo tiempos sencillos, no es fácil conservar la calma ante sucesos tristes, hoy puedo decirle que estoy triste, pero he encontrado que la calma de la tristeza es cálida y tierna.
Para la gente de esta época no tengo más que agradecer el hacerme más humano, de pronto cuando nuestras personas entran en razón uno se queda perplejo e intranquilo. No todas las calmas son iguales, existen las quietas y las tensas, y ahora mismo estoy en una calma tensa.
Estos días quiero saber qué es eso que tengo en el pecho, aquello que me estruja y me tiene taciturno, pensativo, distante de mi propia razón de existir.
Vale me dijo algo muy cierto: "lo que tienes es enojo, no conmigo ni con el mundo, ni con las cosas, ni con ninguna persona en particular, tu estás enojado contigo mismo, necesitas hacer un trato con todos tus rostros y lograr la paz que desde hace mucho no tienes".
Me dijo que en mí existe el Diego buen amigo, el grosero, el barbaján, el humano, el escritor, el silencioso, el lider, el agresivo y el comprensivo. Dice que estoy enojado y necesito reconciliarme con mi persona, que mis facetas están irreconciliables y tienen batallas que desean librar unas con otras, yo estoy en el campo de la batalla.
No es fácil sincerarse con uno mismo, platicar hacia adentro no es tarea común ni sencilla, uno puede encontrar cosas terribles que durante años ha silenciado, y también encuentra a todos sus "yo" luchando entre sí por la supremacía del dominio.
Mucha gente que me aprecía me ha dicho admirable en estos días, yo no encuentro admiración en buscar un lugar en el mundo, no me refiero a ser "alguien" para el resto de la gente, me refiero a existir personalmente, a encontrar aquello que busqué conocer de más joven y no pude.
La verdad es que la gente espera muchas veces que yo sea el que guarde la cordura y la calma, alguien necesita hacerlo siempre, pero no me siento culpable de no saber qué está pasando. Cuando lo pienso, si, estoy enojado conmigo mismo desde hace años y jamás se me ocurrió remediar la situación. Tengo muchas cosas que decir que no diré porque no es el momento, espero que la gente no haga juicios sin saber lo que tengo en mi persona. No se olvida jamás, eso es cierto, también es cierto que mucha gente piensa que tengo una cordura magnífica cuando no es así. Estoy siendo un espectador de lo que ocurre en mi propia vida, es como si a usted lo obligaran a ver la peor y más larga película del mundo y no tuviera más opción que abrir los ojos y procesar todo aquello. Soy como una computadora de un modelo viejo que se queda pasmada, no es cierto que uno acepte la soledad y punto, tampoco que su servidor sabe mucho de estos temas ni que lo que hago lo hago con toda la razón. Estoy más bien, a la espera de que mis "yo" se reconcilien y entonces, después, me digan que carajo tengo que hacer.
Agradezco su lectura y espero saber de usted pronto querido lector.
Aqui le dejo una canción que escuchaba mucho con mi amigo Javier, una canción que hoy creo, nos avisaba lo que estaba por venir:
http://www.youtube.com/watch?v=SDsxkQk6DWw
Diego