viernes, 14 de diciembre de 2012
lunes, 10 de diciembre de 2012
viernes, 30 de noviembre de 2012
viernes, 23 de noviembre de 2012
jueves, 15 de noviembre de 2012
martes, 6 de noviembre de 2012
Salitre y seca.
Hacía meses Ana se veía pálida. La luz en sus grandes ojos
negros había desaparecido y caminaba cabizbaja, desarreglada, las miradas de
jóvenes se desviaban ante tal imagen de vergüenza y tristeza. Semanas atrás
durante mucho tiempo aún más atrás, era objeto de escrutinio a lo lejos, juventud curvilínea con lujuria y deseo. Hoy el
silencio inundaba su departamento cada mañana, un leve calor brotaba de la
cocina como si se tratase de un micro infierno en vida ante el hervor de una
tetera continuamente ignorada por su dueña.
El vapor inundaba el pequeño cuadro y ella recostada miraba
al horizonte meditabunda. Había perdido al amor de su vida y la muerte le
recorría la cabeza a cada segundo. Semanas de descuido en su alimento se basó
en nostalgia y vapor de agua. Por ese motivo cuando el perito llegó a la
escena, esperaba alguna escena horrible, ninguna como la que encontró en el
departamento.
Esa mañana Ana amaneció después de una noche en vela. El insomnio
se había apoderado de su rostro. Se decidió a tomar el camino fatal más poético
jamás imaginable.Preparó un café amargo y tendió la ropa de su novio en la cama
dispuesta a ser vestida. Escuchó con detenimiento las risas de niños jugando en
el parque, el tránsito de la calle y el mundo rugir su existencia como
implorando su muerte y receso. Inclusive logró percibir un silvar, quizá el
viento que la tierra choca con su movimiento estrepitoso estelar. Abrazó la
ropa y cuando la soledad le alcanzó y sintió la primer lágrima en su mejila
retomó su destino.
Desde la llamada los propios oficiales encargados se
mostraron extrañados por la imagen. El perito acostumbrado a las escenas más
grotescas dio poca importancia a la palabra “increíble”, mencionada un
sinnúmero de veces en un periodo de no más de cinco minutos.
Un aroma a sal rodeaba el espacio etéreo entre el sopor del
calor de la tetera encendida. Aquella humedad brindaba al ambiente una
sensación lejana y dificil de digerir. La tetera vacía se había fragmentado por
el calor, las ventanas estaban empañadas, y ropa desprendida regada en el piso
señalando el camino directo de la cama al baño figuraban en la última morada de
Ana como un camino fatal.
En la puerta del baño, unas bragas rosadas, aún tibias ante
el palpado del perito que se sintió perversamente exitado al volar su
imaginación como si tocara la envoltura de un regalo. La idea del cuerpo
desnudo y frágil de la mujer muerta llegó de golpe a su cabeza. Intentó
inutilmente ocultar su agobio y antes de abrir la puerta, el oficial Damían le
detuvo:
-“Debe saber que lo que observará es inaudito”.
¿Un cuerpo muerto? Habré visto cientos en mi vida.
-Ninguno como esté. –Aseguró el oficial.
Lo dudo mucho.
-Le digo la verdad.-
¿Exceso de sangre?-Pregunta el perito.
-Ni una gota.
Asfixia, envenenamiento, cianuro, cientos de causas pasaron
por la cabeza del hombre, al paso de un par de minutos se quitó de encima al
joven oficial y pidió un rato a solas para realizar el primer dictamen. A esta
altura el perito estaba harto de la intrusión del oficial, deseaba correrlo,
entrar a la escena y observarla. En la cama había visto fotografías de la mujer
junto a su también marchado amante. Su cuerpo, su rostro, su ser y su aroma
conjugaban a una persona disfrutable. Una Afrodita en vida. Quizá también en
muerte.
El perito ocultaba su gusto por los cuerpos muertos,
inertes. Su trabajo le permitía desbocar aquel gusto culposo sin restricciones
ni reproches. La frialdad de los senos de las occisas, -aseguraba en su secreto
más oculto- eran inigualables, la sangre detenida, helada en las venas
silenciosas de un corazón muerto le daban una sensación de poder sin
comparación.
Abre la puerta y se queda congelado. Comprende no existe
modo de describir lo observado: Un cuerpo seco, arrugado y desprovisto de toda
vida se encontraba sumergido en una tina en agua salitre.
Ana se había metido completamente desnuda una noche antes a
la tina vacía, en completo silencio, desprovista de toda ilusión, comenzó a
llorar tanto que se quedó seca. Había muerto por deshidratación y ahogo. Se
había asfixiado en sus propias lágrimas. La tristeza le orilló a esta clase de
muerte inaudita. No había forma de adentrar todos los detalles con objetividad
en los formularios sin sentir que se cometían grandes omisiones al caso.
miércoles, 24 de octubre de 2012
Columna.
"El mexicano es un ente extraño que camina entre la generalización de la
cultura de masas y las múltiples tradiciones prehispánicas, coloniales,
derrotistas y globales, que se une y se niega, y vuelve la vista a
instantes. Siente añoranza de ser parte de un mundo sobrio y unido por
las sociedades sin rostro, pero voltea y cree nuevamente en el colorido,
los aromas, colores y sabores que le destacan."
Contunúa en Diario al Momento
Contunúa en Diario al Momento
martes, 9 de octubre de 2012
jueves, 27 de septiembre de 2012
viernes, 21 de septiembre de 2012
jueves, 13 de septiembre de 2012
viernes, 31 de agosto de 2012
Mi nación.
Me haré mi propio país en mi mente, ahí seré todo o nada,
según el día que me toque. No me refiero al espantoso lunes o a aquellos
miércoles con olor a tabaco ignorables. Me refiero a aquellos que más bien
parecen jueves, con esperanza de gloria.
Será un país dominado por el sueño y el olvido. Letras de
diversos escritores, todos aquellos que me gustan y los que no serán condenados
a la hoguera. Disfrutaré ver ahí a Coelho con sus letras baratas que parecen
putas gordas y decadentes en búsqueda de algún hombre gordo y adinerado.
Tampoco encontrarás a Benedetti con su blanco-rosa ni a personas que te miren
feo porque dices que no te agrada. También estará aquel, mi maestro de
literatura de la Prepa dos, de quinto año que no recuerdo su nombre. Era parcialmente
joven, delgado, moreno y algo afeminado. Le imagino de viejo, un viejo
sonriente y engreído, de esos que creen que por ser viejo tienes derecho a ser
intolerante cuando la intolerancia es una elección de vida y no un favor
adquirido por años de religiosa dedicación a la pendejada.
Ese hombre algún día leyó algo de Benedetti y sabiendo sin
conocerme, me dijo: “tú, el que siempre anda escribiendo. ¿Qué opinas de lo que
leí?” y entonces yo le dije que no me gustaba.
¿Cómo que no te gusta?, ¿Qué es lo que no te gusta?-
En general Benedetti-respondí.
¿No te gusta Benedetti?, ¿Enserio?-
No.-
Y entonces, desde ahí cada que dejaba un proyecto escolar me
tocaba trabajar con algún texto de su amado Benedetti.
Huelo catástrofe, algo me dice que ese sopor de los finales
se acerca desde algún sitio y que llegará pronto. Quizá demasiado. Suelo
detestar cuando las cosas siguen un rumbo predeterminado. La mañana, la tarde,
la exageración de sonrisas y formalismos. La certeza de que la muerte está ahí
esperando su llamado natural, o el adelantado que es producto de las creencias.
Ayer soñé que en este pequeño mundo mío comía frente a una
mujer joven sin rostro desnuda. Parecía que ella era otro plato en el menú
ofrecido como compañía y postre. Pero le buscaba un rostro.
Ahí es cuando me di cuenta de la cuadratura de mi mundo y de
mi cabeza. En mi mundo mi habitación está lleno de heteras destetadas que rien
salvajemente para convocar mi sueño. Sueño que cada siesta es una muerte
pequeña y que renazco en un nuevo cuerpo. Así pruebo cientos de vidas en un año
y nada es indiferente. Todo es nuevo.
Crearé en este mundo sonrisas, las más hermosas. Personas
que se paseen desnudas, haré que la fealdad sea admirada más aún que esa
belleza que vuelve a algunos tan insoportables. Sirenas mudas que igual sean
vistas sin miedo a caer en encantos.
Dentistas sin ese olor que tanto odio. Murmullos audibles
aún para los sordos.
Y así, sonriéndo, presumiré al infinito que mis humanos son
admirables, que es posible llegar a quererlos a todos, seré capaz de decir que
amo a la humanidad sin sentir pena.
DCHPM REmi
miércoles, 29 de agosto de 2012
viernes, 24 de agosto de 2012
miércoles, 22 de agosto de 2012
El regreso de Margot, la mariposa a mi cabeza. (Crónica de un neurótico Don Nadie.)
(http://eledearual.wordpress.com/2010/01/13/mariposasmuertas/volta-enlace-2/)
La juventud embriaga cada centímetro de mi cuerpo
–desafortunadamente- cada que voy a dormir y no cuando despierto. Por algún
motivo mis sueños son joviales, mientras la vida, aquella en la que debería
pretender ser interesante, me deja tan poco tiempo a soñar que simplemente me
desintereso en aparecer por todos lados recordando a sujetos ensimismados que
existo y por ello, deben recordarme. Ahí entonces, está la razón de mi aburrida
existencia: si usted pudiese observar mis sueños, descubriría que yo, no soy
aquel tipejo aburrido y desganado que suele buscar ser olvidado ante el
desconcierto del apreciable. Comprendería que ante todo soy un magnífico, quizá
el mejor soñador.
Sabría que de niño me comí una mariposa y esta vivió
encerrada en mi cabeza, platicando conmigo, su cruel captor hasta que pronto,
de la familiaridad logró escapar ante mi descuido. Pero ahí no acaba esta
historia, después Margot volvió triste, muy triste. Enamorada de su captor me
confesó que me amaba y me odiaba, y de ahí entró a mi cabeza de nueva cuenta y
entonces me relató todo lo que vivió en su viaje a lo largo del tiempo y el espacio.
Desde ahí una rutina por demás lastimosa se apropió de ambos. Cual romance
tormentoso Margot va y viene y es entonces cuando me convierto en un escriba:
plasmo con letras sus aventuras y observaciones de la tierra y el mundo.
Recuerdo que no tengo más talento que escuchar las quedas palabras de una
mariposa y escribirlas a la mayor velocidad.
Hoy he visto cómo la lluvia me miraba de frente al rostro, en
días que transcurren del calor a la lluvia melancólica, el vaho en el aliento
que se parece a las almas de las personas que quieren salir del cuerpo, y me
provocan un resquemor fisiológico. La ciudad se mueve, impaciente, sorda, parece
un ferrocarril con fauces feroces que devoran todo lo que encuentran en su
camino. Soñadores insomnes miran el techo con su oficio mitigado por el ruido,
la luz, la guerra de la ciudad.
Observan el techo de sus habitaciones pensativos. Su
horizonte inmediato, el bloque de concreto frío, sin vida, que les apresa la
imaginación y les causa angustia. Entonces desean levantarse y correr en medio
de la penumbra, huir de la cómoda vida ingrata de la ciudad, vagar a toda
velocidad por la negrura de la noche, ignorar a personas sin rostro que les
odian por ser desconocidos. Encontrarse con su espejo que es la inmediatez de
la ciudad.
Entonces olvidan a su padre, a su madre, a sus hijos y a su
esposa. Se les ve con desdén, ellos dejan de ver el mundo como los demás.
Aprecian su extensión con el paisaje: no encuentran naturaleza. Se quedan
ateridos cuando la ciudad queda a sus espaldas. Y a momentos desean que todo
sea un sueño. Prueban realidad en un ambiente hostil. Ahí sus sueños se
convierten en un lugar magnífico lejano a la locura de la muerte diaria de la
rutina.
Jóvenes enamorados embriagados en sus deseos carnales se
olvidan del mundo, ignoran el futuro y aún así sueñan con él. Habrán muerto
dentro de cincuenta años y su historia de amor les pertenecerá solo a ellos
dos, quizá serán olvidados también y pocos les guardarán recuerdos. Quizá
dentro de menos años aún se olviden del uno al otro, pero su historia no por
eso no dejará de ser realidad. Niños sonrién con los pies descalzos.
Aprecio todo mientras una breve brisa de lluvia llega a mí.
De pronto un golpe furtivo en mi nuca: sangro.
Escucho una malévola voz hablarme de cosas hermosas, también
unas cuantas perversidades.
Al fin.
Margot está de vuelta conmigo.
REmi (DPMCH)
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