martes, 8 de septiembre de 2009
Los esquimales no existen.
Arpovechando mi oportunismo el nueve de septiembre en la calle de Regina e Isabel la Católica se regalará poesía, por ahí andará REmi. Espero verles...
Ultimamente escucho mucho la palabra "raro" y todas su derivaciones de la gente que me rodea, ya sea que me la dan a mí o a situaciones en su vida, en nuestras vidas o en casos conocidos que a pesar de todo mantienen lejanía con su propia existencia.
Para mi la rareza es sinónimo de belleza; algunas cosas que son distintas atraen por el simple hecho de perder el aspecto común o vulgar aunque no sigan reglas de belleza marcadas inclusive por uno mismo.
Hoy tuve un día maravilloso justamente porque se me motivó la casualidad de tener un día completamente extraño, "raro" pues.
Fui a hacer una compras al centro y estando en él vi una cafetería en la calle de acueducto que llamó poderosamente mi atención por sus motivos taurinos.
Terminadas mis compras, decidí ir a tomar algo a este sitio.
Lo primero que me gustó, fue sin lugar a dudas, el estilo español del platón; costumbre bonita bareña en la que se invita a los demás a sentarse a una mesa ya ocupada a comenzar una plática cualquiera como de si de dos amigos se tratase ya.
La mesa en la que me senté, estaba un muchacho gordo con lentes pequeños al que saludé con agrado, de inmediato comenzamos una plática muy amena:
"¿gustas jamón?- Me preguntó
Gracias- afirmé para romper el hielo y tomé un poco; hablamos del tamaño del toro y de la mirada que estos dan cuando están a punto de embestir.
Al poco tiempo el rechoncho muchacho se retiró y me quedé un momento solo hasta que se acercó una chica y se sentó en la mesa.
¿Qué escribes?- me preguntó como si tuvieramos años de conocernos.
Nada- le dije y sonreí para comenzar cualquier otra plática.
¿Quieres un pan?, pediré uno-aseveró.
No gracias, bueno; ¿qué me cuentas?-
Yo también escribo, ¿Qué escribes?- me preguntó nuevamente.
Respuestas a preguntas que aún no me hacen- respondí altivo, y entonces recibí la gran lección del día.
La chica tomó mi libreta y pluma y escribió al final de la misma:
"Los esquimales no existen"
¿Por qué los restorantes de comida china tienen a tantas mujeres viejas comiendo siempre?
Cuando leí esto me quedé mutis.
Entonces ella sonrió y me dijo:
"un aporte a tu empresa, una respuesta aún no preguntada y una pregunta para tus respuestas ya hechas.
Casi nadie- si no es que nadie- se mete jamás en mis letras; quizá mi actitud impide que la gente busque, opine o pregunte de más por lo que hago generalmente, fue una agresión bella que esta mujer se metiera en mis letras sin preguntar, un asunto casi mágico.
Hizo lo que nadie hace jamás porque no me conocía.
Entonces comenzamos con las pláticas de rutina, hice mis preguntas y ella sus propias; contestamos a lo que queríamos y de pronto la sentí muy mía.
Mientras platicábamos imaginé que quizá podríamos hacer algo otro día, y otro y otro, hasta que el uno al otro nos hicieramos rutina y algún día acabaramos dormidos soñando cosas distintas y deseando estar lejos.
Una bonita historia de amor; un romance pasional y casquivano emocionante, quizá solamente una amistad duradera para siempre jamás o un tiempo del siempre en cualquier magnitud o quizá "nada".
Uno- aunque no lo acepte ve el deseo de otros hacía uno e inclusive a veces- nos esforzamos por hacerlo notar. Esta conexión se daba entre esta "escritora de la que conocí una respuesta y una pregunta" y yo. Un fanático de la tauromáquia y del café.
La mañana se agotaba y al filo de las doce vi mi reloj y partí.
Cuando me levanté ella sonrió y me dio un hasta siempre.
Y tiene razón.
Hoy conocí al amor de mi vida, a la mujer perfecta quizá porque jamás la volveré a ver.
Ha sido un día maravilloso.
REmi
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