domingo, 12 de abril de 2009

Pasado y subterráneos entre los que somos superficiales.

A M E N O

Muchas palabras suean bien, son de bien o tienen algún significado que lo lleva a uno de la mano a remitirse a momentos innegables, a veces el pasado se ve demasiado lejos, a veces, es ese pasado lo que quisieramos volver a vivir y otras tantas se ve tan lejano, que no queremos que vuelva jamás.
Muchas veces me quejo con entusiasmo, pues esto definitivamente se me da; generalmente lo que yo doy son quejas, por eso escribir a modo de diario me permite justamente remitirme a estos momentos en los que pleno me siento para divagar sobre la existencia de lo que fue y lo que es. También sobre lo que será si es que acaso se puede hacer una estadística del sentir de todos los que decimos saber medir.
Recuerdo también, que lo primero que escribí fue una obra de teatro que por accidente el destino me hizo comenzar cuando a los ocho años mi madre en su entusiasmo de tener un "niño talento", me metió a clases de mil cosas como piano o teatro; fue en esta última en la que todo comenzó.
Algún día de fecha que no recuerdo, el maestro de teatro nos dejó hacer un montaje corto con todos los elementos teatrales, cualquier tema pero bien justificado, es entonces cuando el acaparador de mi se decide a comenzar un textito con lineamientos teatrales llamado "el terror".
Esa que comenzó según yo, siendo un fragmento pequeño de una obra que jamás existiría completamente, terminó siendo una obra completa con tonos socialistas sobre el régimen nazi y la opresión científica judía. (Cabe mencionar, que en ese entonces leía mucha historia y pensaba que me dedicaría a la física cuántica)
Me gustaba la Europa nostálgica, la herida, la de tiempos después de guerra pues según yo, esa fue la época en la que el pueblo europeo se quitó su máscara de frivolidad y mostró al mundo su fragilidad, le demostró a todos que también requiere ayuda alguna vez.
Ese mes fue mi primer encuentro con la máquina y el alejamiento social, me encerré y disfruté por primera vez jugar a ser Dios; crear y ser dueño del destino de todos se me hizo el juego más divertido del mundo.
Después de eso, comencé dos novelas jamás terminadas en las que noté la falta que tenía yo, para en es entonces ligar una historia sin las reglas de los lineamientos teatrales y me referí entonces a la poesía, según yo, a modo de entrenamiento, pues desde siempre, me gustó más escribir historias que sentimientos extendidos como pergaminos examinados.
Poemas con temáticas triste y naturales, en aquel entonces mi hermano Marcel me llamó "panteísta" y "nihilista", y es que, fue justamente mi hermano, quien me metió una idea en la cabeza:
"El amor no es único tema sobre el que se puede escribir".
Entonces lo hacía mucho sobre los árboles y el viento, quienes siempre me hicieron disfrutar mi forma de vida que pareció desde siempre lenta y tranquila.
Nunca fui muy popular, de hecho muchas veces, aún hoy, suelo caer mal aún antes de que las personas tengan un primer contacto conmigo, a lo lejos muchas veces resulto pesado al resto de los todos, para mí no está mal, ni bien, solo "es".
Y fue justamente este rechazo social el que me primer pasó me ayudó a seguir escribiendo, a falta de más compañeros de juego que los que tenía, podía hacerme de otros sin ningún problema, esos que soportaran mi lentitud y complicaciones en los temas de juego que a otros niñitos desagradaban.
Tomarme a las letras de modo serio no me costó trabajo a mí, pero si a mis padres que vieron que "un geniesito en potencia" se convertiría en un poeta más de esos baratos que van a cafes a tomar bebidas afrancesadas y escuchar a cantantes de trova, que jamás iría al espacio ni haría descubrimientos grandes para la humanidad. Dejé de leer tanta física y me metí en mis primeros libros como el inolvidable "Pensativa" de Ibargüengoitia que me hizo pasar un bellísimo Verano ante un tórrido romance de un chico idiota como yo con una mujer alicaída y perdida en pensamientos desconocidos.
El caso es que mi más grande milagro fue la más grande desgracia, la primer gran decepción de mis padres que veían irse becas por el caracter de un niño terco e irrespetuoso que comenzó a filosofar sobre temas muy pendejos.
La cocina siempre fue de la mano conmigo, la belleza es la base de todo lo que disfruto y el miedo a lo "feo" es lo que justamente me ha hecho como soy, crecí con miedos que jamás negaré y que me remiten a momentos nada amenos.
Entonces, la cocina es, al igual que la literatura un caso y acción de alquimistas; todo lleva un paso y un orden, todo requiere inspiración y un humor específico:
"¿Hiciste la salsa enojada comadre?"
Al igual que en la cocina la preparación de cada cosa requiere un cuidado religioso, la literatura pide respeto y una línea, la literatura exige respeto y que cada cosa, cada elemento que la conforma sea llevada de la mano con muchísimo cuidado, re quiere una explicación de "los dóndes", "cuáles", "cuándos","porqués" y los "cómos".
Por lo tanto el cocinar y el escribir van de la mano aunque no necesariamente lo hagan las mismas personas.
Como por ejemplo

"Receta de Fondue Suizo"

Ingredientes:

1 Diente de Ajo cortado en mitades
1 Taza de Vino Blanco Seco
1 Cucharadita de jugo de limón
250gr de Queso gruyere cortado en cubitos
250gr de Queso Enmenthal Cortado en cubitos
2 cucharaditas de Fécula de maíz
1/4 Cucharadita de pimienta negra
1/4 de cucharadita de pimentón de ayena
2 Cucharaditas de kirsch

(ojo los ingredientes que no reconozcan los pueden comprar en el mercado Que se encuentra en la calle de Pugibet, ubicada cerca de la ciudadela de la Ciudad de México)

Preparación:

Frotar el interior de una cacerola mediana
con los dientes de ajo y descartarlos. Verter el vino y el jugo de
limón dentro de la cacerola y llevarla a fuego mínimo. Cuando el
líquido esté caliente, incorporar los cubos de queso y revolver
continuamente hasta que se fundan y la preparación esté bien unida.
Agregar la fécula disuelta, la pimienta, el pimentón y cocinar durante
2 minutos o hasta que la preparación se espese, revolviendo
continuamente. La mezcla no debe alcanzar el hervor. Incorporar el
Kirsch y batir un minuto, luego verter la preparación en la coquelón,
encender el calentador y ubicar el recipiente sobre el fuego. Servir.


O

(El inicio de mi novela "Lisa la imposible")

"Lisa la imposible"

................

Baile de noche de
estrellas....


................

Las trompetas y el piano armonizaban el baile de 20 de
septiembre de 1954, lo recuerdo con claridad, pues ahí vi por primera vez a
Lisa, una joven hasta ese momento desconocida pues nunca la había visto, el miedo
de guerra estaba latente aún, pero nadie lo mencionaba; mis padres me habían
obligado a ir a los catorce años de mi prima Maria; ella había sido mi mejor
amiga de la niñez, pero la pubertad la convirtió en una chica fatal y
antipática.

Lisa era como un ángel, ella era el ser más perfecto que
había visto en mi corta vida, su cabello era tan claro como la miel, y sus ojos
al parecer eran pedazos del cielo, sus facciones eran tan delicadas como la
seda y su sonrisa tan expresiva como la suave música de ese baile. Era la mejor
amiga de Maria, me repudié toda la noche por haber roto contacto tanto tiempo
con mi prima, no tenía modo de hablar con ella ¿qué le diría?, tal vez mi
juventud me impidió desarrollar un plan, mi única oportunidad era volverle a
hablar a María como antes, así me la presentaría.

Toda la fiesta le estuve buscando la cara a mi prima, pero
esta me ignoraba cruelmente, así que me senté y ya derrotado intenté olvidarme
de ella.

En ese momento comencé a beber ponche con ginebra, pues mi
hermano Carlos, de dieciocho años, había conseguido esta y para divertirse
había vertido licor en la bebida. Obviamente nadie se había dado cuenta, pues a
nuestra moza edad no teníamos idea de lo que era el alcohol, esa época era muy
distinta, la formalidad era lo primordial y hasta el fumar un cigarrillo era
visto como una forma de rebeldía. Ya algo tomado, comencé a quedarme dormido, y
por esto fui al baño a lavarme la cara; ya en este, me di cuenta de algo; había
entrado en un baño, en el que Lisa estaba vomitando por ingerir tanta ginebra;
puede que no fuera su mejor momento, pero lo vi como una oportunidad para
comenzar a hablarle; ¿estas bien?, ella me miró por unos segundos y siguió
vomitando, me sentí incomodo y decidí esperarla afuera del baño...


Del recordar pasados tengo cosas que me quedan que ya no me gustan, o que, si no me gustaban resisto menos aún como son:


La cajeta

A Martinez Serrano

La trova

Los cereales

El hígado encebollado

El reggae

El cognac

El ceseo

La música cúmbia

Coyoacán

El color Azul cielo

El pistache

Los domingos

Los espejos

La película "Chucky"

Las manos deformes

Los roedores

El sabor del rábano

El propóleo

Los finales


Y otras tantas que amo muchísimo


Las peras en almíbar

Las mariposas

La vainilla

La salsa de cacahuate

A Borges

El poulisse

El jarabe de mango y de frambuesa

Los waffles

Los chutney

El té

El cafe

Las letras

Comprar libros con mi padre

Los desayunos en el Trevi tempranísimos

El cocktel de frutas con salsa de oporto en la casa de los azulejos

La meditación en días de mucho cansancio

Las Tecates

Las pastas

El centro Histórico de la ciudad de México

El tango

El danzón

El funk


Entre mil más que no diré para no marear.


Por lo tanto debo aceptarlo, es patético, si, pero no creo que alguien me pueda negar que todos nos remitimos al pasado con cosas por más absurdas que sean.

Pero yo no, prefiero recordar a volver a vivir, si quiero saber lo que me sigue.

2 comentarios:

Berú dijo...

¿Chico talento? Vaya, mi madre lo último que deseaba era que me dedicara al arte, la música o las letras... "no se vive de sueños, princesa", me decía. Se rindió hace poco...
Supongo que todos tenemos que mirar al pasado al menos una vez para recordar de donde venimos y lo que tuvimos que pasar para llegar a donde estamos.
Ah! y te sugiero que revises los íconos que aparecen en la barra de arriba, cuando escribes una entrada, allí dice como subir fotos.
Saludos!

REmi dijo...

Bueno
chico talento no tiene mucho tiempo atrás
(eso es lo feo)
las artes para mi madre tenía que ser ese algo que me diera en "no se que" para las ciencias.
definirme fue y segirá siendo una pesadilla para mis padres.
Sobre los caminos recorridos
a veces a uno le dan tantas mañas que terminas no sé si aprendiendo
o ignorando las cosas que no te importan.

2

muchas gracias.
es que suelo ser un imbecil con la tecnologia

chau