La verdad (y disculpe el lenguaje empleado estimado lector) es que los mexicanos estamos hasta la madre de tanta farsa y circo por parte de las autoridades y de los medios de comunicación.
“La famosa guerra contra el narco” se ha convertido desde Septiembre en un discurso de doble sentido y se lo explico a continuación ya que nuestro querido presidente no ha tenido la molestia de explicarle su “ligero cambio” de campaña bandera durante su gestión. Vea un poco de televisión, si le gusta bien, si no es su caso espere unos diez minutos en horario estelar y podrá ver al presidente diciendo que “los mexicanos estamos ganando esta guerra contra el crimen”, una guerra que no es más que muestra del infortunio que vive nuestro país en un estado de democracia fallida, inconsistencias políticas al por mayor y un discurso que cambió de confrontación al narco a confrontación al crimen no por hacerlo también en sus objetivos. Cambió porque en forma todos los mexicanos sabemos que lo que nos afecta directamente, día a día y con cifras más alarmantes es el crimen, no tanto el narcotráfico.
“Que las drogas no lleguen a tus hijos”, si bien es cierto que esta idea de entrada es válida, no olvidemos que mientras Calderón se dedica a cortar cabezas de personajes menores en las ligas del narcotráfico, el resto de los habitantes vivimos en la misma ola de robos, secuestros y violaciones a los derechos que desde tiempo atrás vivíamos con otro partido en el poder. ¿Dónde está el cambio?
Las cifras son alarmantes, en tres años de guerra contra el narco el país ha gastado 10 billones de dólares y ha decantado sangre al por mayor, 28 mil muertos ha costado una guerra que de fondo es tan solo un maquillaje caro que pretende enmascarar una administración presidencial pésima y falta de objetivos claros y concisos. En cambio, el resto de los mexicanos seguimos sufriendo entre 1.4 y 1.6 millones de delitos sufridos a manos del ampa que tristemente se sostiene en una base policiaca en la que ni el propio presidente confía. Muestra de ello es justamente la utilización del ejército contra el narcotráfico, aquí vienen otras cifras alarmantes: Según Wallace no se ha dado ni un secuestro en el que al menos un policía no sea cómplice. Mientras el presidente juega a la guerra los mexicanos sufrimos del crimen que según se combate en esta guerra y las cifras son pésimas, pero nada de esto sucede justamente porque en la televisión no nos hablan ya de robos y secuestros en número como antes con otros gobiernos que pretendían combatir al crimen.
Ahora vamos, existen sindicatos que comen a manos llenas de lo poco que tiene el país; ahí tiene a PEMEX, que supuestamente pertenece al país, pero dígame cómo hacer para conseguir un trabajo en este, que hasta los encargados de limpieza gozan de pagos groseros en comparación al resto de los trabajadores del país de la misma rama y ni se diga de los administradores. El sueldo de un obrero en PEMEX es altamente estimado, pero el sindicato ha creado una mafia a tal grado que las plazas son defendidas a escudo y espada porque justamente PEMEX se encarga de repartir su patrimonio entre pocos y además en algo parecido a lo que hacía la monarquía de proteger la riqueza entre la misma familia. La verdad es que PEMEX no es de México, PEMEX es de quienes pertenecen a él y vaya usted a saber qué pasará con ellos cuando el petróleo se acabe, la economía del país se sustenta justamente en la venta de crudo y hasta el momento nadie ha preguntado qué pasará con el país después de que este se acabe.
¿Será acaso la droga lo que saque adelante a este país?
Basta ver los casos del Chapo Guzmán o de Caro Quintero, el primero que escapó sospechosamente de la cárcel durante el comienzo del mandato del presidente Vicente Fox, del mismo partido que nuestro presidente actual Felipe Calderón, y el segundo durante el mandato del PRI Hace unos años más atrás y que ambos, a cambio de su libertad se ofrecieron a pagar la deuda externa y liberar las calles del crimen.
¿A qué crimen se referían si supuestamente el narcotráfico es un crimen en sí?
Yo le diré: ellos se referían a los robos, a los secuestros y a los fraudes con los que las autoridades buscan banderarlos para justificar que tienen sumido al país en el infierno y entonces los gobiernos con el pecho de águilas han salido a responderles que no les tienen miedo y que bajo ninguna circunstancia negociarían con el crimen. Quizá el gobierno no negociaría bajo ninguna circunstancia darle la oportunidad a ese narco de exhibirlos a ellos mismos como unos delincuentes, porque es muy cierto y todos lo sabemos, que esos “sueldos trabajados” en sí por diputados, senadores y compañía, al igual que los sueldos que gozan muchos sindicatos en el país (como el mencionado PEMEX) son un robo directo a los bienes de la nación no a dos, a cientos de manos llenas.
Así que la próxima vez que usted vea en la televisión al presidente diciendo que estamos ganando la guerra, pregúntese si esa guerra es también la suya, que día a día lucha por mantener a su familia a sabiendas de que otros poco se esfuerzan en ganar ese dinero a manos llenas y que encima lo que la administración está haciendo con sus impuestos es tirar monedas a un pozo sin fondo en una guerra que al final no ganará nada más que enaltecer a un gobierno lleno de mafiosos que están perdiendo al país y lo dividen cada vez más en un estado de pánico, apatía o desinterés.
Diego Pérez Morales